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La vida se experimenta en nuestro interior. Tenemos la capacidad de decidir cómo la experimentamos.

El término concordancia deriva del latín concordans, que significa «ser de un mismo sentir».

La concordancia se da cuando varios elementos concuerdan entre sí y con la totalidad.

Puede referirse a un consenso de pensamientos, como cuando nuestras emociones e intelecto se alinean, o puede referirse a situaciones armoniosas, como cuando lo que decimos coincide con nuestro comportamiento, lo que indica que transmiten el mismo mensaje.

Podemos mejorar nuestro ambiente interior siempre que deseemos modificar nuestra forma de expresarnos.

Nuestra existencia no se centra únicamente en cambiar nuestro entorno externo para una vida más placentera. Si no podemos encontrar una sensación de dicha interior, las posesiones materiales por sí solas no pueden brindarnos plenitud.

Con frecuencia, tenemos la opción de decidir si deseamos experimentar alegría o asombro, por ejemplo.

La felicidad se trata de cómo nos sentimos. Cuando nuestro corazón y mente están tranquilos, experimentamos felicidad, independientemente de las circunstancias externas. Por lo tanto, la verdadera felicidad es un atributo intrínseco.

Investigaciones científicas han demostrado que las emociones negativas, como la ira, la frustración, el odio y los celos, impactan nuestro ADN. 

Cuando estas emociones influyen, la estructura del ADN se contrae, limitando su capacidad para expresar todo su potencial, especialmente en relación con las hormonas antienvejecimiento y la respuesta inmunitaria.

Por el contrario, se ha descubierto que las emociones positivas como el aprecio, la gratitud, el amor y la compasión relajan el ADN, facilitando su expansión y permitiendo la plena expresión de su potencial.

Para fomentar el crecimiento y la mejora, es esencial priorizar nuestro amor por el futuro por encima de nuestro apego al pasado.

Podemos reflexionar sobre si nuestros pensamientos y los métodos que empleamos para expresarnos y actuar son adecuados para nosotros. ¿Nos brindan felicidad y paz?

Cuando nuestras experiencias internas no se alinean con la realidad externa que deseamos, es importante no desanimarse, sino aprovechar la oportunidad para un cambio positivo y crecimiento personal.

Tal vez no valga la pena perder nuestra paz interior por las malas acciones de otros.

Puede parecer un poco inusual considerar que otra persona tiene el poder de influir en nuestras emociones, ya sea tristeza o felicidad, sin embargo, esto puede ocurrir si lo permitimos.

La dicha puede eludirnos si no apreciamos lo que tenemos.

Tener acceso a todo lo que ofrece el mundo exterior, como placeres o bienes, puede no generar satisfacción si carecemos de paz interior.

La serenidad surge cuando observamos las cosas como realmente son, en lugar de intentar imponer nuestras propias percepciones de cómo deberían ser.

Cuando experimentamos relajación, obtenemos mayor claridad y libertad de movimiento. 

Esto a su vez fortalece nuestra confianza y aumenta nuestras posibilidades de lograr resultados exitosos.

Sentir gratitud facilita el desarrollo de nuestras actividades diarias.

Cuando afrontamos la vida con la visión de que es una bendición, es más probable que siga siendo así.

En definitiva, tenemos la capacidad de seleccionar nuestros pensamientos y emociones, por lo tanto, tomemos decisiones sabias.

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